viernes, 23 de septiembre de 2011

Estimado forero el Sendero de la Deuda no es un Sendero de Gloria para el que lo transita. A priori, pudiera parecer meramente como la decisión tomada por una persona o un conjunto de ellas (familias, empresas, pueblos, naciones), a raíz de diferentes motivaciones (necesidad, ambición, deseo, etc) entrelazadas con múltiples acontecimientos y circunstancias vitales de muy diferente índole (pobreza, guerra, buenas cosechas, expectativas de riqueza, etc).

Pero todos hemos descubierto con el transcurso del tiempo (-desafortunadamente para nosotros-) que tal descripción es parcial e incompleta; y obedece lisa y llanamente a la observación de la secuencia final de la historia unos hechos que se remontan a una época que se origina mucho antes y bastante atrás, en el tiempo.

Durante miles de años, en multitud de pueblos, culturas, civilizaciones la posibilidad de endeudarse para millones y millones de seres humanos no ha existido. Literalmente, no se endeuda quien desea, sino quien puede, ya que alguien le ha de permitir endeudarse. Alguien, o algunos, sin cuyo consentimiento, sin cuya decisión previa se hace imposible adquirir la deuda. Endeudarse es una relación entre diferentes partes, en la que una de ellas se encuentra en posición de fuerza o de poder ante la otra parte.

Las personas (en primer lugar), familias (después), clanes (posteriormente), grupos sociales, poderosos, élites dirigentes que han logrado adquirir y atesorar riqueza, han dispuesto del uso de tal acumulación (previa) tal como han deseado o las circunstancias les han compelido. Usos variados y tan contrapuestos, como destinarlo a adquirir más poder, aumentar las riquezas previas, eliminar físicamente enemigos, adquirir posesiones y territorios varios, ayudar a los artistas (ejerciendo mecenazgos varios), impulsar la adquisición de conocimientos, o ayudar a sus familiares, vecinos y, en algunos casos, semejantes, en casos de necesidad o a prosperar, sencillamente.

En esencia, para mí la Deuda, parte de la existencia -de facto y previa- de una situación de diferencias entre seres humanos, (sea en habilidades para conseguir caza, para labrar tierras, para pescar, para coleccionar conchas marinas, etc.), por los motivos que sean (no entro en ello). Esta situación de diferencia que se dá en la realidad, es la que vá a servir de base, de pilar cimentado, a la hora de establecer seguidamente la desigualdad.

Una vez que nos encontramos en la vida diaria con las desigualdades, éstas pueden servir (y de hecho siempre lo hacen) como legitimación a la implantación de jerarquías y de ahí, de relaciones de poder, ya sean basadas o no en arbitrariedades, consecución o no de objetivos o intereses partidistas o comunes (compartidos por un grupo humano o una generalidad de individuos).

Como ustedes habrán intuido soy un disciplinado y tenaz combatiente de la teoría del contrato social de Rousseau y del establecimiento de la nivelación social, del igualitarismo, que ha fundamentado los totalitarismos del pasado siglo XX, chocando claramente con la observación en la Naturaleza, de que todos somos diferentes, únicos, irrepetibles, aunque seamos todos humanos. Bueno, ejem, algunos más humanos que otros. Estas teorías de la igualdad ante la Ley, ante Dios, ante la Deuda, siempre han servido como legitimación teórica de pirámides en las relaciones de poder entre los hombres (tema distinto es el uso dado a ese poder por parte de quien ocupa la posición más alta). Dando paso con el tiempo (no es preciso mucho tiempo, tratándose de humanos) a la arbitrariedad, al abuso y a la formación de élites y grupos, o clases "superiores".

En esquema y para no olvidar, respecto a la Deuda actual:

1º La diferencia
2º Sobre la diferencia, se establece la desigualdad
3º La desigualdad sirve (o puede hacerlo) como legitimación para el establecimiento de una jerarquización entre los hombres.
4º Relaciones de poder (basadas o no en arbitrariedades) sobre las jerarquizaciones previas.
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Cuando unas determinadas élites dirigentes (políticas, económicas, militares, sociales) a uno y otro lado del Atlántico, a mediados del pasado siglo XX, tras las II Guerra Mundial, decidieron repartirse el pastel que conocemos como Mundo, implementaron una serie de medidas, entre las que figuraba el establecimiento de la Deuda como motor de crecimiento económico y como uno de los ejes centrales de su política económica.

La política militar occidental ha sido y es, desde entonces, sencillamente la prolongación en la consecución de tales objetivos económicos. Tal como hemos visto en múltiples conflictos conocidos durante estos últimos 50 años en Asia, Africa u Oriente Medio.

Hace algunos meses expuse aquí en el Hilo Ir-, (en un número anterior), la clara relación existente entre la demografía humana y la acumulación riqueza y la economía, poniéndola en relación con los denominados ciclos económicos de onda larga de Kondratieff (otro autor maldito, al que la maldición le persigue incluso después de muerto -por el régimen comunista ruso-).

La enumeración de fenómenos sociales que acompaña a cada estación económica es sencillamente brillante (por ejemplo, en el invierno económico en el que nos adentramos, se multiplica el conocimiento público de escándalos financieros, económicos y políticos. Se hace patente la existencia de Sectas, de fanatismos religiosos, etc. ¿A que nos suena como muy actual?)

Véase la generación de baby-boomers en Occidente el pasado siglo, la explosión demográfica de los 60, el crecimiento económico occidental (primavera y veranos económicos), la acumulación de riqueza y prosperidad, el envejecimiento de esa generación humana, con el disfrute de la cosecha lograda (otoño económico) y, finalmente, la desaparición física de tal generación, crisis sistémica (cada 70 ó más años), declive demográfico (el invierno económico en el que nos encontramos en USA, Canadá, Europa (en España varmos varios años atrasados, ya que empezamos después).

Pues bien, este proceso histórico que yo denomino DEUDALISMO, por lo que tiene de grato en mi modesta opinión, el asociar la idea de DEUDA (en su acepción moderna, y tal como es empleada por las élites dirigentes occidentales desde el siglo XX, como instrumento de dominación) con la idea de FEUDALISMO, tiene un par de características feudales, más bien del Bajo Medievo, en la Europa septentrional:

.- Por un lado, el vasallaje, o por traducirlo descontextualizado (aún a riesgo de ocasionar errores), EL ESCLAVISMO QUE OCASIONA ESTA DEUDA A LA POBLACION, empleada como instrumento de dominación, por éstas élites dirigentes, en millones de personas, a todo lo largo y ancho del planeta.

Las élites dirigentes occidentales extienden a todo un país (parte de la población, empresas, particulares, al propio gobierno de turno) un suministro masivo, en un corto período de tiempo (una década) de ingentes cantidades de tiempo. Una vez que es patente el hecho de la imposibilidad de devolución de tan gigantesca deuda, se pasa a dominar directamente todo el país. Dado que tales particulares, empresas privadas no pueden devolver todo lo adeudado, se fuerza a que el Estado socialize todas las pérdidas privadas, mediante su aval. Al acreedor no le importa quién le pague.

.- Por otro lado, la duración de la Deuda. Esta Deuda actual, tal como veremos, dentro de muy poquito tiempo, se revelará como una DEUDA PERPETUA.

Por plantear un escenario de política ficción, imaginemos que ese país (Grecia, Portugal, etc) no pueda devolver tan ingente cantidad de deuda que adquirieron sus particulares y empresas privadas (sean financieras o no), a un 2 % de interés anual. Pues nada, a devolver, en... ¡¡¡ 100 años !!!!. Así tenemos a todos los ciudadanos europeos (o yankees, o japoneses, ...) modernos esclavos de la Deuda acoquinando ésta cadena perpetua.

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Cuando antes de finales del siglo XIX, en Brasil, se abolió la esclavitud, una mayoría de los terratenientes esclavistas se encontraron de golpe ante la perspectiva inmediata de perder a toda su mano de obra, (antes gratuita e ingente en número), de un día para otro.

Tras múltiples reuniones, consultas a abogados, políticos, comerciantes, extranjeros, los terratenientes encontraron la solución ideal. Al día siguiente de la libertad, los terratenientes (en su mayoría, no todos) ofrecieron un jornal a cada esclavo liberado por su trabajo. Una mayoría de ex-esclavos aceptó (¿qué podían hacer si no para seguir comiendo?).

Dado el tamaño de las plantaciones (grandes latifundios, en el interior y norte de Brasil), los mismos terratenientes instalaron y pusieron rápidamente en funcionamiento unas tiendas donde la gente podía adquirir lo más imprescindible para su vida cotidiana (estilo gran ultramarino). De golpe, gran parte de la población ex-esclava vivió unos momentos de gran ilusión y felicidad. ¡Por fín podían comprar objetos, como los amos y ser propietarios de ropa, objetos de uso diario para su alimentación (cubiertos), etc, etc!

Los terratenientes, desde el primer momento, bien que se aseguraron (al ser los propietarios de tales tiendas) de que con el importe de los jornales pagados, ningún ex-esclavo pudiera permitirse pagar la totalidad del coste de su manutención, alimentación y vestidos. Conforme transcurría el tiempo, compraban de fiado en la tienda, a cuenta de la "bondad" del patrón (antes antigüo amo y señor de sus vidas). Hasta que llegaba un momento, en el que ni trabajando decenas de años, serían capaces de devolver todo lo adeudado.

He aquí un ejemplo de Deudalismo, de Deuda Perpetua. ¿A que suena muy semejante, este mecanismo que he expuesto, a lo sucedido en España, durante estos últimos 20 años, con una evolución lineal de salarios (sin elevarse, a diferencia del resto de Eurolandia), mientras todos los precios subían y subían anualmente; y el de las viviendas ascendían hasta un Olimpo del 800% o incluso más, según zonas?

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Un saludo a todos y gracias por sus aportaciones. Respecto a lo de que cada palo aguante su vela, y que Francia y Alemania se contraerán, quiero decirles que países, cuya gran parte de su economía se dedica exclusivamente a la exportación, como Alemania con el 62% o China, casi el 78%, una vez que sus clientes han perdido el trabajo, y están quebrando, van a pasar de ser "muy ricos" y crecer "mucho", a ser las ovejas negras del cotarro. Aunque tienen la posibilidad de crecer 2 ó 3 años más, en su mercado interior, pero no mucho más.

Tal como pasó en las zonas de los astilleros, en España, durante el mandato socialista, con el ministro Solchaga y la famosa "reindustrialización", primero perdieron el puesto de trabajo los de los astilleros, al cabo de meses y pocos años, era todo el comercio minorista y mayorista el que cerraba sus negocios... Sin clientes no hay negocio alguno.

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