viernes, 23 de octubre de 2009


España: dieciocho titanics proa al iceberg


La reforma fiscal y el presupuesto del Estado no gustan a nadie. A pesar de bautizarlos como sociales, es la misma sociedad la que los critica con la vehemencia propia de los que comienzan a sufrir una crisis que ya no es sólo mediática. Se aumentan impuestos a sabiendas de que no se hace lo correcto, sino lo que se puede. El estadismo, obviamente brilla por su ausencia entre la clase política, gobierno y oposición. Sólo se intenta mantener el equilibrio sobre un alambre sin ninguna posibilidad de alcanzar el otro extremo. ¿A quién le importan ya los aplausos si no tenemos red? El espectáculo es ya un drama sórdido en el que funambulista y público se confunden bajo el derrumbe de la carpa.

Sólo con las cifras del primer semestre 2009, unos ingresos de 120.000 millones € contra unos gastos de 185.000, generan un agujero de 180 millones de euros al día (incluídos sábados y domingos), y subiendo. El FMI corrige vergonzosamente las mentiras del Gobierno y cuantifica el déficit en casi el 13% del PIB para el próximo año. Más de 12.000 millones de € de esos 185.000 ni siquiera se gastan pagando sueldos, comprando armamento o levantando aceras, sino que van directamente, y sin pasar por la casilla de salida, a pagar los intereses de una deuda en aumento desbocado. ¡El 10% de los ingresos, y con los tipos de interés a ras de suelo! Además, en cuanto se reduzca el calibre de las inyecciones del BCE que financian la deuda estatal, el spread del bono soberano español respecto al alemán volverá a tensionarse peligrosísimamente, dando lugar a un aumento feroz de los costes de financiación para el Estado español.
emos en este gráfico cómo se han venido tensionando desde hace un par de años, en aquel despertar de agosto de 2007. Por colores vemos las diferencias entre Italia, España, Portugal, Irlanda, Grecia y Austria respecto al bono a 10 años alemán. Obviamente la tensión fue mayor a partir del pasado otoño cuando, a pesar de que muchos lo hayan querido olvidar, el Sistema estuvo en grave peligro, y por ende la solvencia de los Estados menos capaces. A pesar del poco respeto que sabéis que nos merecen las calificadoras de riesgo en general, Moodys advirtió hace unos dias que la decadencia había alcanzado ya, por supuesto a la banca española, pero también a la triple A de la deuda estatal de los mismísimos EE.UU. y Reino Unido.

Parece que poco le importa al Gobierno quedarse sólo, como refleja este artículo de Gurusblog. No hace falta ser muy listo para darnos cuenta de que la situación es extrema: Sufrimos y sufriremos un desempleo récord, el consumo se colapsa (estas serán las últimas Navidades blancas) y el déficit presupuestario supera ya el 50% de los ingresos. El 10% de éstos están destinados directamente al pago de intereses, a pesar de que los tipos de interés son óptimos (pero insostenibles). Pero repitámoslo de nuevo: Los costes de financiación se dispararán en breve puesto que la simple reducción del calibre de las inyecciones de liquidez del BCE hará que la deuda soberana española deba buscar más inversión (privada o soberana) más allá de la UE y de la teta del BCE (¿cuándo dirán basta las vacas lecheras alemanas y francesas?). Y ahí chocará frontalmente con Mr. Market. Cuando eso ocurra los spreads del gráfico se volverán a distanciar, haciendo aún mayor el déficit y por tanto más insolvente el Estado como tal. El círculo vicioso hará el resto.
Pero en lugar de tomar medidas drásticas que refunden la UEM, parece que la consigna dice que el que se esté hundiendo que achique agua. Y se suben los impuestos para rascar de donde sea 10.000 millones para que en lugar de 205 sean sólo 180 millones de euros los que descuadramos a diario, mientras el tejido empresarial y la economía doméstica agoniza.

Real, sí. Insostenible, también.

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